Los cambios de estación, el ciclo hormonal, el estrés, la alimentación, el paso del tiempo…son muchos los factores que influyen en el estado de nuestra piel.
Tener una piel bonita no es solo presumir de piel suave: una buena hidratación, utilizar los productos adecuados para su cuidado y protegerla del sol son otros de los aspectos fundamentales para lograrlo.
Cuidar la piel, además, nos puede hacer parecer más jóvenes y dar un aspecto de lozanía y vida a nuestro rostro. La limpieza diaria, por ejemplo, es un paso básico que no debemos saltarnos si queremos presumir de piel perfecta.
El tacto de una piel cuidada puede evocar emociones y transmitir algunas de las sensaciones más agradables que hay.
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