domingo, 27 de octubre de 2013

MORIA “Me harté de mantener a mi hija y tapar sus irresponsabilidades”

Dolida pero tajante, abre su corazón como nunca para confesar su temor por el momento que atraviesa la relación con su hija, Sofía Gala (26). Los excesos, la falta de límites, las demandas de dinero y una amenaza que la devasta: la prohibición de ver a su nieta Helena (5). Hoy, la diva no sabe cómo controlar a su heredera y pide ayuda.

Siento que Sofía me quiere castigar. Me siento usada y golpeada como un punching ball”, dice ahogando las lágrimas. Abraza la almohada y se acurruca. Por un instante, Ana María Casanova (67) se despoja de Moria Casán, se quiebra, está en carne viva. Son las tres de la tarde del domingo 20, Día de la Madre. Pero ella está sola en la enorme suite del Hyatt de Mendoza, adonde vino para hacer la función despedida de Escandalosas. En el iPod suena Billie Holiday. Moria canta con voz triste: “I can’t get along without you” (“no puedo vivir sin ti”). Seca las lágrimas y cuenta: “No quiero mostrarme vulnerable, pero este tema estaba en El resultado del amor, donde Sofía debutó en cine. La amo y se lo vivo diciendo, pero quiero que esté bien. Y hoy está muy mal”.

De pronto, pasa del llanto a la bronca. Tiene tanto dolor que se enoja, siente que la relación entre ella y su única hija, Sofia Gala Castiglione (26), se rompió. El detonante: la llegada tarde de Sofía a la grabación de Malas muchachas –junto a Carmen Barbieri, Any Ventura y Cecilia Milone–. “Estoy harta de tener cuarenta teléfonos y llamarla y no saber dónde está. Es una irresponsable. No hay nada peor que trabajar con los hijos. Se acostumbran a que seas proveedor, a la buena vida. Aspiran tu fama y viven de vos”, hizo catarsis, el lunes 14, en el programa de Mariana Fabbiani. Después llegó la pelea con gritos y llantos en el estudio de C5N. “¡Retirate, sinvergüenza, atrevida! No quiero hacer el programa con vos llorando, nena”, la increpó Moria. “¡Vieja loca! ¡No vas a ver nunca más a tu nieta!”, retrucó Sofía. Y fue la última vez que se vieron.

Ahora, Moria se recuesta en la cama y dice: “A Sofía no le gusta que me confiese en televisión o en las revistas, pero para mí es una terapia, es mi diván”. Y se anima a esta larga confesión que la muestra, por primera vez, como una madre vulnerable y desesperada. –¿Seguís enojada con Sofía?
–Sí. Estoy harta de mantener gente y cubrir sus irresponsabilidades. Siento que ella me quiere castigar todo el tiempo. A Sofía nunca le dije un “no”. Todo lo que ella quería lo tenía. Le di y le permití todo, pero hasta acá llegó mi amor.

–No es la primera pelea que tenés con tu hija...
–Pero ésta es la más fuerte, y también la más mediática. Esta vez ella se metió con mi trabajo, y eso no se lo voy a perdonar. Es extraño lo que pasa, porque ella es muy profesional cuando actúa o filma una película, pero cuando está al lado mío se convierte en un bebé.


–Pero ningún trabajo puede quebrar una relación de madre e hija.
–Acá pasó otra cosa: en Malas muchachas ella se sentía expuesta, aunque hacía un acting sobre su vida. Su marido (Julián Della Paolera, 38, integrante de Victoria Mil y casado con Sofía desde junio de 2012) la censuraba mucho y no podía ser ella misma. Se sentía presionada. Entonces todas las semanas me amenazaba y me decía que le dolía la panza o que le explotaba la cabeza, para no grabar.
FuenteG

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