Fue duro... Yo, que siempre critiqué este tipo de cosas, que me reía de las parejas que se sacaban los ojos por ver quién se quedaba con la casa, el auto o el perro, de repente me vi sentada delante de un magistrado en aquella misma situación. Con Fabián no nos peleamos por las cosas ni pusimos a los chicos en el medio y los estiramos como un chicle, pero sí me senté a escuchar al juez diciendo cosas como: 'Bueno, si se rompe el tanque de la casa y se produce una gotera, la reparación corre por cuenta de los dos'. Fue todo muy fuerte, todo muy triste".
Hace pocas horas que Evelyn von Brocke (45) y Fabián Doman (49) acaban de firmar que el lunes María Gallegos (abogada de ella) y Bernardo Béccar Varela (abogado de él) presentarían el divorcio de mutuo acuerdo, algo que finalmente sucedió. Es viernes. Faltan pocas horas para que la periodista vuelva a celebrar el Día de la Madre, y muchos hablan de ella, la llaman por teléfono o la paran por la calle para preguntarle por una de las cosas que nunca hubiese querido afrontar en su vida: su divorcio.
Está triste. Como si la rúbrica del acuerdo la hubiera hecho entender que no hay vuelta atrás. Aunque no lo diga, se puede intuir que todavía sigue enamorada del hombre con quien compartió los últimos veinte años de su vida. Siente que apostó todas sus fichas a la familia y no resultó, o por lo menos no tuvo el final deseado. Sin embargo, ella dice que no fracasó en el amor: "Estuvimos casados diecinueve años, y sólo el último no fue bueno. Tenemos tres hijos hermosos de 22, 14 y 17 años (Federico es hijo de Fabián con una pareja anterior, y Constanza y Marc, de los dos), y realmente pasamos momentos maravillosos". Tiene la voz quebrada, trece kilos menos y un insomnio que la tiene en vela casi todas las noches. Aunque su almohada esté llena de lágrimas, es una mujer mediática, y sabe que "el show debe continuar". Hasta en Bendita, el programa donde trabaja junto a Beto Casella, hacen informes de más de media hora sobre el tema. "Cuando Fabián se fue de casa y me dijo que quería separarse, no pude dormir. Me la pasé llorando y así fui al canal. Beto me dijo que debía hablar de esto. Yo miré a la cámara y dije: 'Desde ayer tengo un dolor en el pecho; es como si me hubieran clavado un cuchillo en el estómago. No me lo banco. Pensé que separarse era más fácil...'. Pero el rating subió tanto que nadie podía creerlo".
–¿Hay un poco de morbo en la gente que te ve sufrir y se divierte? Porque siempre fuiste crítica de las separaciones.
–Puede que sea un poco eso, pero también muchas mujeres se sintieron identificadas con todo lo que me pasaba. Yo no soy actriz, modelo ni diva: soy una mujer igual que cualquiera.
–¿Sentís que se identifican con tu divorcio?
–Totalmente. Me escuchaban decir que tenía sensaciones en el cuerpo que nunca antes había sentido, y todas me decían que les había pasado lo mismo. Con Fabián fuimos una pareja normal, común, vulgar, como la mayoría de las personas.
–Estar en la televisión los pone en otra posición, hace que todo sea más mediático.
–Sí, pero cuando se apaga la cámara sigo siendo la mujer de siempre. Ando en zapatillas o alpargatas, uso el mismo jean toda la semana... Represento a muchas mujeres de esta época.
–¿Por qué se separaron?
–Porque se terminó el amor.
–¿Te pasó a vos?
–No, a mí no.
–¿Fue Fabián el que decidió terminar?
–Sí. En enero pasado me dijo que quería separarse. Yo siempre creí en el matrimonio para toda la vida, pero me equivoqué. Si una de las partes está decidida a dejar todo, no hay forma de convencerlo.
–¿Por qué creés que ocurrió?
–Porque cuando vos salís a trabajar, criás tres chicos, volvés a tu casa y te encargás de la limpieza, la comida, todo..., es posible que te dejes estar. Pasan los años, engordás, no te arreglás todos los días, no te vestís como una princesa, usás los mismos pantalones, la misma remera, y eso mata un poco el juego de la seducción.
–No es lo que te pasó a vos...
–Un poco sí. Vivimos en una sociedad en la que está bueno conquistar al casado. Para el hombre, es más lindo conquistar a otra mujer que volver a enamorar a su esposa. Punto.
–¿Por qué creés que es así?
–Porque la tentación es muy grande. ¿Cómo hace un hombre si durante cinco meses, en su oficina, una chica veinte años menor que su mujer lo seduce, lo provoca e intenta conquistarlo? Puede decir que no una vez, dos, diez... Pero un día llega con la guardia baja y termina cediendo.
–¿Creés que Fabián comenzó a salir con Carolina Nuin (39), su nueva novia, antes de que ustedes se separaran?
–No, no creo... o por lo menos no me consta.
–¿Vos fuiste fiel?
–Siempre. Nuestro problema no pasó por ahí. El se enamoró de la soltería y de la libertad ficticia que te da una separación.
–¿Te dolió que Fabián presentara a su nueva chica?
–Sí... Por respeto a la mujer que tuvo a su lado durante tantos años, podría haber esperado un poco más. El hombre se olvida, reconstruye todo mucho más rápido, toma la separación de otra forma. Es más: hasta existe un manual del hombre separado.
–¿Cómo es eso?
–Me lo contaron mis amigas, todas ellas separadas... ¡y sucedió tal cual! Primero se va a Punta del Este con la nueva novia, después se pone unos pantalones chupines de color rojo y luego se van juntos a Europa. ¡Está cantado!
–¿Cómo fue el acuerdo de divorcio?
–Muy doloroso, muy desgastante. Te plantás frente a la vida y hacés una especie de balance de todo. Porque incluye la separación de bienes, el régimen de alimentos, la obra social, los impuestos, el boleto escolar, la peluquería, el campamento, los útiles, las vacaciones, los gastos de peluquería... ¡todo!
–¿La tenencia y custodia de los chicos la vas a tener vos?
–Sí, gracias a Dios estoy con mis hijos. Eso es algo que nunca entró en discusión. Tengo vocación de madre y no hubiera podido vivir sin ellos. Me arrepiento de no haber quedado embarazada más veces. Para mí, ése fue siempre el estado de mayor felicidad.
–¿Imaginás una buena relación con Fabián de ahora en adelante?
–Seguro. Espero que sea así. No me gustaría que llegara a casa, tocara bocina para que los chicos salieran y ni se bajara del auto. Es más: si un día viene a buscarlos y yo no estoy en casa, dejo un pollo preparado. Me encantaría que se sentara a comer con ellos.FuenteG
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