miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿Te cuesta adelgazar? Seis errores que impiden que bajes de peso

No sirve que te autocastigues sin comer o comiendo cosas que no te resultan atractivas
Te pasas el día comiendo cosas 'light'pero no adelgazas ni de broma. Es más, en lugar de perder peso, más bien tienes la sensación de que sólo pierdes tiempo y dinero intentando cuidar tu línea. Es normal que te desesperes, pero quizá sólo tengas que "cambiar la perspectiva". ¿Qué tal si te centras en lo que "no debes hacer" en lugar de seguir un régimen estricto? Te contamos cuáles son los seis errores imperdonables.

Enfadarte con la balanza no sirve para nada. Y tampoco sirve que te autocastigues sin comer o comiendo cosas que no te resultan atractivas. A veces, sólo necesitas un poco de fuerza de voluntad para corregir los hábitos que no te vienen bien. Te contamos los seis errores que hacen que no consigas perder peso.

1. Bebes alcohol con frecuencia. Sí, lo sabemos, no todo va a ser pavo, piña y lechuga. Pero si a pesar de ese régimen tan estricto sigues bebiendo alguna copa por las noches, adelgazar se te hará cuesta arriba. Para muchas personas beber funciona como un efecto dominó. Es decir, beben, sus inhibiciones bajan y su apetito se dispara. También llega la euforia y la creencia de tener el 'superpoder' de comer y no engordar. Este efecto, sumado a las calorías vacías que aporta el alcohol se traduce en un desequilibrio de la dieta. Además, es muy fácil subestimar la cantidad que uno bebe. En cuanto empieces a llevar la cuenta identificarás muy rápido el agujero por donde se escapa todo el esfuerzo para perder peso. La buena noticia es que al cortar la ingesta de alcohol los resultados son muy rápidos. Una cantidad moderada sería beber una noche a la semana y marcarse un máximo de dos copas.

2. Te has quitado todas las grasas, incluidas "las buenas". Con tantas advertencias en contra del consumo de grasa, muchas personas han desarrollado cierta fobia y no quieren comer ni siquiera grasas de buena calidad como las que contiene el aguacate o el aceite de oliva virgen extra. Sin embargo, consumir grasas saludables es una estrategia inteligente para perder peso, luchar contra la inflamación (uno de los primeros signos de envejecimiento), y mantener la piel lustrosa.Las grasas de origen vegetal tienen además otro beneficio: te mantienen más tiempo saciada y sin hambre, por lo que retardan el apetito. También tienen la capacidad de acelerar el metabolismo. Pero todavía hay una ventaja más, las grasas buenas tienen un alto poder antioxidante que se relaciona con la delgadez, incluso cuando se sigue consumiendo el mismo número de calorías. No es buena idea seguir una dieta con cero contenido de grasas.

3. Te saltas las comidas. Tu entusiasmo por perder kilos es tan grande que te olvidas de comer. Pero pasar muchas horas sin comer es contraproducente para el objetivo de perder peso. Lo primero es que quemarás menos calorías para compensar la falta de alimentos, pues el organismo interpretará que, ante la hambruna. su deber es acumular, y en realidad tu objetivo es eliminar.Lo segundo es que si pasas todo el día sin comer aumentarán las probabilidades de darte un atracón en la cena. Varios estudios han demostrado que no solo es importante lo que se come sino cuándo se come. Una regla fácil es comer la mayor cantidad de comida en las horas de más actividad y comer menos en los momentos más pasivos. Es importante que no dejes pasar más de cuatro o cinco horas sin probar bocado.

4. Comes toneladas de alimentos "saludables" (sin vigilar el tamaño de las raciones). Muchas personas se sienten muy a gusto comiendo alimentos con buena reputación, por ejemplo, aguacates, lentejas, granos integrales, quínoa… lo que hace que acaben comiendo demasiado. Las raciones muy grandes de cualquier alimento te harán ganar peso, aun cuando sean sanos, integrales y, por cierto, carísimos.

5. Solo consumes productos "de dieta". Atiborrarse a productos dietéticos no es una buena idea. Están repletos de aditivos y conservantes imposibles de pronunciar, y según el testimonio de muchos consumidores, ni siquiera son satisfactorios para reducir el apetito, pues después de comerlos la gente sigue pensando en comer otras cosas, y de hecho es lo que casi siempre acaban haciendo. Como resultado, se ingieren muchas más calorías que las que se consumen comiendo productos naturales. Un estudio realizado en 2010 encontró que se queman casi un 50% más de calorías metabolizando alimentos integrales que procesados. Así, es mejor cambiar los alimentos de dieta por alimentos frescos e integrales.

6. Practicas poco entrenamiento cardio y muchas abdominales. Tu problema está en la tripa. El tuyo y el de muchas. Por eso te concentras en hacer 40, 60, 80 abdominales o las que el cuerpo aguante. Como resultado tu tripa, lejos de desaparecer, sigue en su sitio ahora un poco más endurecida y difícil de disimular. El error es que no combinas tus esfuerzos de tonificación con un entrenamiento cardiovascular (pueden ser varias sesiones de spinning, elíptica, o running por semana) que te ayuden a perder peso y quemar grasa con más eficacia. No hay que olvidarse de construir músculo porque, a mayor masa muscular, más rápido será tu metabolismo. Eso sí, para quemar grasa, hay que sudar y hay que sufrir. Así que corre o súbete a la bici y para de hacer abdominales como una posesa.

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