Te cuesta concentrarte en una peli con un argumento complejo. Cuando vas al cajero automático, tenés que hacer un esfuerzo para recordar la contraseña. Siempre andás en la luna, y por eso tus amigas te llaman “la colgada”. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, cuando cursabas en la facultad, podías estudiar durante horas y eras una máquina de recordar fechas y fórmulas: tu mente estaba superactiva y entrenada. Entonces, ¿qué te pasó? Nada grave, solo que te adaptaste a cierta rutina y tu cerebro ahora funciona en piloto automático. Pero eso tiene solución: así como te esforzás en el gym para tener los abdominales marcados, tenés que ponerte las pilas para hacer trabajar a tus neuronas. “Hay que ejercitar y proteger el cerebro. Su buen funcionamiento no depende de la cantidad de años que hayamos estudiado, sino de los desafíos mentales que le impongamos a diario”, asegura la neuropsicóloga María Roca, subdirectora del Departamento de Neuropsicología del Instituto de Neurología Cognitiva y del Departamento de Neuropsicología del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Así como el entrenamiento físico mejora la función y el tono muscular, lo mismo sucede con el mental.
En su libro Ágilmente, el doctor en Biología Molecular Estanislao Bachrach asegura: “Tu creatividad puede expandirse: solo depende de vos. Tu cerebro puede seguir aprendiendo y cambiando todos los días, y eso se conoce como neuroplasticidad”.
Aprovechá lo que más te gusta
¿Te dijeron que para activar tus neuronas tenés que resolver cálculos matemáticos? ¡Olvidate! Hay formas más divertidas. ¿Sabías, por ejemplo, que el sexo beneficia a tu mente? Al tener un orgasmo, tu cuerpo libera oxitocina, una hormona que te ayuda a relajarte, y, en ese estado, razonás mejor. Así que no lo dudes: si tenés que rendir un examen difícil o ir a una entrevista laboral, nada mejor que un rapidito con tu chico antes de salir de casa.
Para ejercitar tus neuronas, reunite con tus amigas. Cuando conversás con ellas, tu cerebro funciona a mil. Si hablan rápido y al unísono, eso entrena tus neuronas: es como si corrieran en la cinta del gym. Sumale a la charla una copa de vino tinto: contiene resveratrol, un antioxidante que protege a las neuronas del envejecimiento. Pero no tenés que exceder la cantidad recomendada: emborracharte con la excusa de que las estás ejercitando no es muy inteligente que digamos.
Un estudio de la Universidad de California, en los Estados Unidos, reveló que navegar por Internet es bueno para la mente. Cuando googleás, por ejemplo, se activan áreas del cerebro que comandan el pensamiento complejo y la toma de decisiones. Entonces, ¡dale enter!
Apostá a un estilo de vida saludable
Una alimentación equilibrada y una rutina de entrenamiento físico no solo e hacen sentir genial y verte como una diosa: también estimulan el funcionamiento de tu mente. “Algunas dietas ayudan a proteger el cerebro: son balanceadas, ricas en verduras y frutas, y contienen bajos niveles de sal y grasas. Las frutas secas y el pescado son muy buenos para el cerebro. El ejercicio aeróbico activa la memoria y el razonamiento”, dice Roca. Las caminatas largas mejoran la concentración y la velocidad mental, y le dan más volumen a la masa cerebral.
Dale tareas a tu cerebro
Mientras esperás que te atiendan en la peluquería, aprovechá para hacer crucigramas. Si vas a cuidar a tu sobrinito, desafialo a jugar al Scrabble o al Tutti Frutti. “El ejercicio mental es indispensable. Es muy útil practicar juegos de mesa, pero tené en cuenta que si hacés siempre lo mismo, va a dejar de resultarte difícil y no será ser un desafío mental. Entonces, si hacés el Sudoku de taquito, optá por un nuevo juego”, explica Roca.
Existen programas de ejercicios cognitivos creados por profesionales con el fin de agilizar la mente. Podés consultar con un médico y pedirle que te recomiende alguno acorde a tus necesidades.
La lectura es una forma placentera de activar tus neuronas.“Es un gran ejercicio porque implica lo verbal, la imaginación y el razonamiento”, dice Roca. Llevá siempre un libro en la cartera, así podés leerlo en cualquier rato libre.
Hacé un break
Mientras resolvés muchísimas tareas pendientes, te acordás de que hace un rato tu jefe te llamó para pedirte algo… pero olvidaste qué era. Tranquila. La presión excesiva y la ansiedad dificultan el buen funcionamiento de la mente. Entonces, cuando sientas que tu cabeza está “quemada”, hacé una pausa. Descansá durante cinco minutos: cerrá los ojos y respirá profundo. “Imaginá que tus brazos, tus manos y tus piernas cada vez pesan más y están más calientes. Eso te ayudará a relajarte”, recomienda Bachrach.
Tomá un café y comé algo dulce: la combinación de cafeína y glucosa mejora la memoria y la concentración. Y si tenés la posibilidad de dormir durante un rato, hacelo. “Las personas que duermen una siesta y sueñan, al despertarse resuelven un 40% más acertijos de asociación que al intentarlo por la mañana. Soñar nos permite realizar conexiones sorprendentes”, asegura Bachrach.
En el horario de almuerzo, aprovechá para salir a caminar o para asistir a una clase de yoga o de Pilates. Cuando vuelvas a la oficina, vas a estar mucho más relajada y productiva.
Aprendé algo nuevo
Estudiar un idioma te ayuda a estimular la concentración. Además, diversos estudios aseguran que los políglotas tienen más percepción auditiva y mayor poder de razonamiento. Con el mismo objetivo, tratá de organizar un viaje a un lugar que no conozcas. Lo nuevo desafía a la mente.
“Si utilizamos las técnicas y los métodos correctos para estimular las neuronas y sus conexiones, todos podemos ser más creativos”, asegura Bachrach. Podés recurrir a estrategias tan simples como efectivas: cada día, buscá una nueva palabra en el diccionario y memorizala, o animate a ir a un restaurante exótico y pedí un plato que nunca hayas probado.
Si ejercitás tus neuronas a diario, vas a lograr resultados asombrosos. “Existen zonas del cerebro adulto que son tan maleables como las de los bebés: podemos fortalecer las conexiones cerebrales y hasta crear nuevas neuronas”, concluye Bachrach. Entonces, sacale partido al potencial de tu mente.
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