Apagar las lamparitas de bajo consumo, que ya va siendo hora de reencender las velas del romanticismo. Porque aunque sean tiempos de best-sellers y textos virtuales, todos los caminos siguen conduciendo hacia los tiempos en que los delicados trazos delineados por la pluma de William Shakespeare plasmaban sobre el papel cosas como éstas: El mundo es un escenario. Y todos los hombres y mujeres meros actores. Tienen sus salidas y sus entradas. Un hombre en su tiempo hace muchos papeles. Y sus actos tienen siete fases, concibió en el poema Las siete fases del hombre, para referirse a la existencia de todo ser humano desde el nacimiento hasta la vejez. Claro que en medio es decir, entre el principio y el fin delimitado por los versos shakespereanos y fundamentalmente por la vida misma esos hombres y mujeres se verán envueltos en las redes del amor. Y es un tema aparte todo lo que el escritor y poeta inglés dejó para la posteridad al respecto.
Pero hablemos de ese durante amoroso: luego de nacer y antes de morir, todos nos enamoramos. Una, dos, tres... ¡y hasta muchas veces! Aunque no todos tienen la misma suerte a la hora convertir esa pasión en una relación plena y duradera. Por eso, una producción de la televisión inglesa decidió inspirarse en el mismo escenario en el que tuvieron lugar las siete fases que el propio William imaginó, pero en este caso para indagar sobre distintas búsquedas amorosas desde la adolescencia hasta la adultez y reflejar por qué resulta tan difícil dejar de lado la (a veces insoportable)soledad del ser para zambullirse en el vasto océano de las relaciones.
El resultado de tan complejo interrogante fue reflejado por dos programas realizados por el canal Discovery Home & Health: Las siete fases del amor y Las siete fases del matrimonio, algo más que una meditada coincidencia numérica con el poema de Shakespeare. Porque para desentrañar los enrevesados vericuetos amorosos que nos tocan transitar hoy en día hace falta mucho más que mantener vivo el espíritu de Romeo & Julieta. En una época en que las mujeres somos más libres que nunca para hacer cualquier cosa y de estar con quien queramos, el amor parece ser más evasivo.
Así que voy a recorrer toda Inglaterra para conocer a siete mujeres de distintas edades y entender por qué siguen solas, suelta a modo de presentación antes de comenzar un recorrido en el que se involucra personalmente. Con humor y buen manejo del histrionismo, la presentadora hace las veces de entrevistadora, confidente, consejera, celestina, acompañante terapéutica... Y en esa búsqueda hasta se dio el lujo de contraer matrimonio para el envío con Roley, el papá de su hija Coco, de 3 años, a quien define como: una persona absolutamente adecuada para mí.
El amor y sus siete fases
El número siete es, por definición, uno de los más significativos en materia espiritual. En la Biblia se trata del número sagrado y en numerología se lo considera un número perfecto, mezcla de sabiduría y profundidad intelectual. Sin embargo, en materia amorosa no tiene la mejor prensa: se considera que una relación puede darse por terminada en la fase número siete y es conocido el concepto de que el séptimo año de matrimonio trae una comezón. Por eso, la neurolingüista norteamericana Leslie Cameron-Bandler diagramó las fases de equivalencias conductuales complejas que pueden atravesar algunas parejas desde el inicio al término de una relación y que plantean un proceso divisible en siete pasos, a saber:
1. Atracción: se percibe a la otra persona como atractiva.
2. Apreciación: si la atracción es mutua se inicia el romance.
3. Acostumbramiento: los miembros de la pareja se habitúan entre sí.
4. Expectativa: empiezan las quejas porque las cosas no son como uno o ambos miembros esperaban.
5. Desencanto: las equivalencias conductuales ceden paso al conflicto, a los agravios y a la falta de compresión.
6. Llegada al umbral: uno o ambos miembros consideran que el amor se acabó definitivamente y ya no hay vuelta atrás.
7. Fin de la relación: ya no hay nada que se considere placentero y se rompe la relación (aunque haya quienes sigan viviendo juntos un tiempo más).
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