sábado, 9 de noviembre de 2013

Sebastián Domínguez

Por sus ojos verdes, su belleza y su buen cuerpo, podría ser modelo, pero no… ¡Es futbolista! Humilde, simpático y divertido, el defensor de Vélez Sarsfield se define como un hombre auténtico y sanguíneo.


Por Erica Mendicino. FOTO: HERNÁN PEPE. PRODUCCIÓN: LUCÍA DI NUCCI
Pactamos la entrevista con Sebastián en la Villa Olímpica de Vélez Sarsfield, donde el equipo entrena todos los días. Es un lugar al que no suelen asistir muchas mujeres. Por eso, nos pide que lo esperemos en el salón de juegos, donde se distiende durante las concentraciones. Los jugadores están duchándose y quieren evitar que los veamos con poca ropa. Al rato, llega Sebastián, perfumado y vestido con onda rocker y casual, diferente al look europeo que adoptan la mayoría de los deportistas. “No me gusta que me encasillen. Juego al fútbol, pero tengo mi propio estilo y personalidad”, nos dice, y nos cae aún mejor.
En Vélez, se destaca como defensor y se caracteriza por ser aguerrido y temperamental en la cancha. “También, soy así en la vida. Defiendo lo que quiero, aunque no me enorgullezco por ser un calentón”, aclara. Durante la charla, hace constante referencia a su amada Rosario –ciudad en la que se crió– y a la música: “No soy un virtuoso, pero toco la guitarra, tengo varias. En la concentración, hago sonar las cuerdas y, cuando puedo, voy a recitales”, cuenta, y sigue sumando puntos a favor. Al hablar de su vida personal, se muestra suelto y orgulloso, y nos confiesa que está casado con su novia de la adolescencia. De todas formas, sabe que eso no lo va a liberar de responder todas nuestras preguntas. ¡Conocelo!

¿Por qué los futbolistas son los hombres más deseados por las mujeres?

No creo que solo sea el futbolista, sino el deportista exitoso. Pienso que se debe a que uno es más joven y vital que otros hombres de la misma edad, que están en una oficina todo el día y no se cuidan tanto físicamente. Además, el futbolista es popular y tiene un nivel económico importante. Creo que ese es el combo que seduce.

¿Tu arma de seducción?

Simplemente, ser yo, ser auténtico siempre. Además, no busco verme bien todo el tiempo. Sí me gusta vestirme con mi estilo personal, pero soy muy relajado.

¿Qué te atrae de una mujer?

Primero, lo estético, aunque también necesito que movilice alguna fibra en mí. Para que me enganche, tiene que ser inteligente y divertida, una mujer con la que pueda hablar de otras cosas, más allá del fútbol, del auto último modelo y de lo que está de moda. Los futbolistas necesitamos a una mujer con la mente abierta y que sea culta, que nos baje a tierra.

¿Preferís una chica superproducida y con buenas curvas, o una más natural y relajada?

A algunas les queda bien producirse y a otras, no. A mí me copa la que tiene esa sensualidad innata. Me interesa la que se cuida para tener una vida sana, pero no la que se obsesiona por ir todos los días al gimnasio. El cuerpo escultural y muy exuberante no me atrae ni visual ni sexualmente.

¿Qué hace más sexy a una mujer?

No creo que sea la belleza. Hay muchas que no son muy lindas, pero sí sensuales. La mirada, la actitud, la manera de hablar o de moverse hacen que te sientas atraído sexualmente. Y me refiero a esas chicas que no están dispuestas a seducir, sino que lo hacen naturalmente, sin proponérselo.

¿El sexo o el fútbol, cuál preferís?

Elijo el sexo con amor del que nació mi hija, que no se compara con el éxito deportivo. Me hace feliz el fútbol, pero más me hace feliz mi hija (sonríe, mientras guiña el ojo).

Si no fueras futbolista, ¿qué harías?

¡Habría trabajado! (Se ríe). Seguramente, habría estudiado Arquitectura. Comencé la carrera dos veces, pero abandoné.

En la cancha sos aguerrido y calentón, pero acá parecés tranquilo. ¿Cómo te describís?
En realidad, soy calentón en la cancha y en la vida. Soy sanguíneo, pero intento equilibrar mis emociones. No soy de pelearme en la calle y en mi casa trato de estar tranquilo, pero a veces es inevitable. Como en cualquier trabajo, si tenés un mal día, lo terminás llevando a tu casa. No está bueno.

Jugás como defensor. En la vida, ¿de qué sos defensor?
De la constancia y del trabajo. Me costó llegar adonde estoy. Logré todo con mucho esfuerzo, ya que nunca tuve un talento innato que me haya facilitado las cosas. De hecho, recién me hice conocido como jugador a los 24. Antes, era uno del montón. Eso lo traslado a mi vida en general. Hoy, mi familia es lo que más defiendo.

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