Mina Gul, de 32 años, es una de las jóvenes actrices decididas a no rendirse sin pelear. Ella debutó en la última producción de la obra "Jushal Jan Jattak", basada en la vida de ese poeta y guerrero pastún del siglo XVII que promovió la unidad afgana bajo el imperio mogol.
La televisión fue la pasión de Gul, pero su vinculación con el teatro resultó ser un "acontecimiento bienvenido en su carrera de 10 años en el mundo del espectáculo", según dijo a IPS.
Dirigida por el premiado Masud Ahmad Shah, la obra ofrece la oportunidad a 15 actrices con diferentes grados de experiencia de actuar frente al público, un desafío para aquellas cuya carrera se desarrolló en series de televisión grabadas.
El escenario "requiere de mayor concentración", indicó Gul. A diferencia de la televisión, que permite repetir una escena varias veces, el teatro solo da una oportunidad para hacer justicia a los interminables ensayos y a las horas de trabajo para plasmar una situación o un papel específico.
Gul comenzó su carrera en Pakistan Television y es una estrella local, pero el debut en el teatro la "alienta y estimula" a buscar más papeles para vivir de la actuación.
El gobierno afgano pronto pondrá en escena la misma obra en Kabul y en la sudoriental ciudad de Kandahar, donde ella representa el papel principal. Gul y sus compañeras están deseosas de emprender un viaje en el que esperan forjar vínculos duraderos con mujeres que, del otro lado de la frontera, sufren el mismo tipo de represión cultural y de género que ellas.
La primera vez que se presentó la obra en Peshawar, capital de la norteña provincia pakistaní de Jyber Pajtunjwa, a principios de marzo, se ganó elogios por tender "puentes culturales" entre países vecinos.
La pieza fue reconocida por concentrarse en el sentido profundo de la unidad y la identidad pastunes.
Los pastunes son el mayor grupo étnico de Afganistán y el segundo en Pakistán, y comparten muchos rasgos culturales y experiencias comunes de un lado y otro de la frontera. La última fue la experiencia de sufrir el régimen del Talibán, de mayoría pastún.
Ahora la obra promete fomentar la solidaridad entre mujeres de esta etnia, quienes sufren más el peso de la cultura patriarcal y de los extremismos religiosos.
El dramaturgo Nurul Bashar Navid dijo a IPS que las 15 actrices que actúan en la pieza "dieron nueva vida" al ambiente teatral pakistaní, dominado por hombres.
"La mayoría de la gente no está de acuerdo con que las mujeres salgan a la luz pública por las consecuencias sociales. No es aceptable que aparezcan en filmes, dramas o producciones teatrales", precisó.
Pero la reacción del público a esta obra muestra un cambio de actitud. Familias, amigos y amantes del teatro llenaron los 600 asientos de Nishtar Hall en Peshawar, la mayor sala de esta provincia de Jyber Pajtunjwa, las tres noches seguidas.
Cada presentación fue ovacionada de pie, con aplausos que se extendieron hasta después de la caída del telón.
"Las mujeres del público nos dieron una fuerza inmensa que mejoró enormemente nuestra actuación", dijo Shah Naz, quien representa a la mucama de Jushal Jan Jattak.
El éxito arrollador de la pieza no es un logro menor en un lugar donde hasta los hombres dudan a la hora de aceptar un papel por temor a la ira del Talibán.
Pero no solo los actores, sino también otros artistas son blanco frecuente de ataques del Talibán.
Javaid Babar, presidente de la Asociación de Artistas de Jyber Pajtunjwa, dijo a IPS que unos 200 actores, actrices y bailarines abandonaron sus profesiones en 2008, cuando el Talibán calificó al teatro y al cine de "no islámicos" (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=99471).
"En 2009, el Talibán ejecutó a la famosa bailarina Shabana Begum, en el valle de Swat, y colgó su cuerpo de un poste de electricidad, lo que hizo que muchos artistas se quedaran en su casa o se fueran a otras ciudades", recordó.
Los espectáculos públicos son escasos en el norte de Pakistán. La última obra, sobre la vida del poeta pastún Rehman Baba, se presentó en diciembre de 2012.
Eso hace que los actores no puedan vivir de su profesión.
Pero la puesta en escena de Jushal Jan Jattak también trae consigo una esperanza de cambio. Shah Naz recibió 350 dólares por su papel, y Mina Gul, 500, por las tres funciones.
Conscientes del potencial de la pieza, los gobiernos de Pakistán y de Afganistán tratan de garantizar su continuidad para que se presente de un lado y otro de la frontera.
Parvin Malal, agregado cultural de Afganistán en Peshawar, pidió al departamento cultural de Jyber Pajtunjwa que la obra se presentara en Kabul, Jalalabad y Kandahar, previendo que las actrices recibirán una "hermosa respuesta" de los amantes del arte del otro lado de la frontera.
El director prevé cambiar el libreto ligeramente para adaptarlo al público afgano e incluir algunas actrices de ese país para cultivar la unidad femenina.
El secretario del departamento de cultura e información de esta provincia, Sultán Hanif Orakzai, quien ha presenciado todas las representaciones, dijo que la obra forma parte del esfuerzo del gobierno para "centrar la atención en los servicios ofrecidos por diferentes héroes pastunes, poner mujeres en el escenario y alentar a las familias a aprovechar los espectáculos culturales".
El costo total de la producción ascendió a unas 30 millones de rupias (equivalente de tres millones de dólares), aportados por el gobierno provincial.
"Recordaré los fuertes personajes femeninos por mucho tiempo", dijo Saeeda Babi, quien vio la pieza con sus tres hijos, a IPS.
Fuente: ipsnoticias.net
La televisión fue la pasión de Gul, pero su vinculación con el teatro resultó ser un "acontecimiento bienvenido en su carrera de 10 años en el mundo del espectáculo", según dijo a IPS.
Dirigida por el premiado Masud Ahmad Shah, la obra ofrece la oportunidad a 15 actrices con diferentes grados de experiencia de actuar frente al público, un desafío para aquellas cuya carrera se desarrolló en series de televisión grabadas.
El escenario "requiere de mayor concentración", indicó Gul. A diferencia de la televisión, que permite repetir una escena varias veces, el teatro solo da una oportunidad para hacer justicia a los interminables ensayos y a las horas de trabajo para plasmar una situación o un papel específico.
Gul comenzó su carrera en Pakistan Television y es una estrella local, pero el debut en el teatro la "alienta y estimula" a buscar más papeles para vivir de la actuación.
El gobierno afgano pronto pondrá en escena la misma obra en Kabul y en la sudoriental ciudad de Kandahar, donde ella representa el papel principal. Gul y sus compañeras están deseosas de emprender un viaje en el que esperan forjar vínculos duraderos con mujeres que, del otro lado de la frontera, sufren el mismo tipo de represión cultural y de género que ellas.
La primera vez que se presentó la obra en Peshawar, capital de la norteña provincia pakistaní de Jyber Pajtunjwa, a principios de marzo, se ganó elogios por tender "puentes culturales" entre países vecinos.
La pieza fue reconocida por concentrarse en el sentido profundo de la unidad y la identidad pastunes.
Los pastunes son el mayor grupo étnico de Afganistán y el segundo en Pakistán, y comparten muchos rasgos culturales y experiencias comunes de un lado y otro de la frontera. La última fue la experiencia de sufrir el régimen del Talibán, de mayoría pastún.
Ahora la obra promete fomentar la solidaridad entre mujeres de esta etnia, quienes sufren más el peso de la cultura patriarcal y de los extremismos religiosos.
El dramaturgo Nurul Bashar Navid dijo a IPS que las 15 actrices que actúan en la pieza "dieron nueva vida" al ambiente teatral pakistaní, dominado por hombres.
"La mayoría de la gente no está de acuerdo con que las mujeres salgan a la luz pública por las consecuencias sociales. No es aceptable que aparezcan en filmes, dramas o producciones teatrales", precisó.
Pero la reacción del público a esta obra muestra un cambio de actitud. Familias, amigos y amantes del teatro llenaron los 600 asientos de Nishtar Hall en Peshawar, la mayor sala de esta provincia de Jyber Pajtunjwa, las tres noches seguidas.
Cada presentación fue ovacionada de pie, con aplausos que se extendieron hasta después de la caída del telón.
"Las mujeres del público nos dieron una fuerza inmensa que mejoró enormemente nuestra actuación", dijo Shah Naz, quien representa a la mucama de Jushal Jan Jattak.
El éxito arrollador de la pieza no es un logro menor en un lugar donde hasta los hombres dudan a la hora de aceptar un papel por temor a la ira del Talibán.
Pero no solo los actores, sino también otros artistas son blanco frecuente de ataques del Talibán.
Javaid Babar, presidente de la Asociación de Artistas de Jyber Pajtunjwa, dijo a IPS que unos 200 actores, actrices y bailarines abandonaron sus profesiones en 2008, cuando el Talibán calificó al teatro y al cine de "no islámicos" (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=99471).
"En 2009, el Talibán ejecutó a la famosa bailarina Shabana Begum, en el valle de Swat, y colgó su cuerpo de un poste de electricidad, lo que hizo que muchos artistas se quedaran en su casa o se fueran a otras ciudades", recordó.
Los espectáculos públicos son escasos en el norte de Pakistán. La última obra, sobre la vida del poeta pastún Rehman Baba, se presentó en diciembre de 2012.
Eso hace que los actores no puedan vivir de su profesión.
Pero la puesta en escena de Jushal Jan Jattak también trae consigo una esperanza de cambio. Shah Naz recibió 350 dólares por su papel, y Mina Gul, 500, por las tres funciones.
Conscientes del potencial de la pieza, los gobiernos de Pakistán y de Afganistán tratan de garantizar su continuidad para que se presente de un lado y otro de la frontera.
Parvin Malal, agregado cultural de Afganistán en Peshawar, pidió al departamento cultural de Jyber Pajtunjwa que la obra se presentara en Kabul, Jalalabad y Kandahar, previendo que las actrices recibirán una "hermosa respuesta" de los amantes del arte del otro lado de la frontera.
El director prevé cambiar el libreto ligeramente para adaptarlo al público afgano e incluir algunas actrices de ese país para cultivar la unidad femenina.
El secretario del departamento de cultura e información de esta provincia, Sultán Hanif Orakzai, quien ha presenciado todas las representaciones, dijo que la obra forma parte del esfuerzo del gobierno para "centrar la atención en los servicios ofrecidos por diferentes héroes pastunes, poner mujeres en el escenario y alentar a las familias a aprovechar los espectáculos culturales".
El costo total de la producción ascendió a unas 30 millones de rupias (equivalente de tres millones de dólares), aportados por el gobierno provincial.
"Recordaré los fuertes personajes femeninos por mucho tiempo", dijo Saeeda Babi, quien vio la pieza con sus tres hijos, a IPS.
Fuente: ipsnoticias.net
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