lunes, 14 de marzo de 2016

Se realizará por primera vez un trasplante de útero en la Argentina

En los últimos años, la ciencia alcanzó logros inimaginables. Y en esa línea, la fertilidad fue una de las ramas de la medicina más beneficiadas de los avances. Sin embargo, la capacidad de asombro se vio superada con el más reciente avance en materia de fertilidad: el trasplante de útero, que podría permitir que aquellas mujeres que nacieron sin ese órgano elemental para la maternidad o que lo hayan perdido por alguna causa médica, puedan gestar un hijo en su vientre.

En septiembre de 2012 nació en Suecia el primer bebé del mundo engendrado en un útero trasplantado. Hoy ya son cinco los nacidos gracias a este procedimiento, que posee como único objetivo lograr la maternidad natural en mujeres sin útero.

Una de cada 4.000 mujeres en el mundo podría beneficiarse de la operación para llegar a cumplir su deseo de ser madre naturalmente, pero hasta el momento es una práctica que sólo se encuentra en etapa experimental. Está a punto de replicarse en otros países, especialmente en aquellos donde no es posible realizar la gestación por sustitución o subrogación uterina.

En la mayoría de las prácticas llevadas a cabo, las donantes fueron las propias madres o hermanas de la paciente.

Esperanza argentina

En los Estados Unidos se realizó recientemente el primer trasplante de útero en ese país. Y ya se proyecta el primero en América Latina, que será en la Argentina.

Para eso, el equipo sueco a cargo del protocolo del trasplante uterino integrado por los doctores Mats Brännström y Pernilla Dalhm Kahlr visitó Buenos Aires para dar inicio a la investigación experimental en el país. Los especialistas dieron una conferencia de prensa de la que además participó el doctor Sergio Papier, presidente de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva (Almer), y el doctor Sebastián Gogorza, jefe del departamento de Ginecología del Hospital Italiano.

Brännström explicó que “las causas por las que las mujeres pueden necesitar un trasplante, además de aquellas que nacen sin el órgano, abarcan aquellos casos de mujeres que padecieron cáncer de cuello de útero, sangrado post parto o miomas uterinos (tumores que crecen en la matriz de la mujer). También existe un nuevo grupo de pacientes que podrían recibir el útero y son aquellas que fueron sometidas a múltiples fertilizaciones in vitro y sin embargo presentan inconvenientes a la hora del implante por la aparición de problemas bioquímicos a nivel del útero, que son los que impiden que el embrión pueda implantarse”.

En ese sentido, Papier agregó que “la paciente ideal para someterse a la terapia no debe padecer enfermedades infecciosas, neoplasias (cánceres), obesidad y debe ser capaz de producir sus propios óvulos”. “No hay límite de edad, aunque es preferible que sean menores de 35 años”, enfatizó.

El desarrollo

El paso a paso de un proceso tan complejo como delicado prevé que después de seleccionar a la paciente receptora, se busca una donante que tenga sus deseos reproductivos cumplidos y que no posea patologías infecciosas ni cánceres, con vasos que irriguen bien el útero. “Cuanto más parecidas sean la donante y la paciente desde el punto de vista inmunológico, las probabilidades de rechazo serían más pequeñas –explicó Papier–. En la mayoría de las prácticas llevadas a cabo, las donantes fueron las propias madres o hermanas de la paciente”.

Dalhm Kahlr apuntó que las donantes “son mujeres sanas que no se encuentran medicadas, no fuman y no fueron intervenidas quirúrgicamente”. Además, “la mayoría de las mujeres donantes tienen entre 50 y 60 años”.

Conseguido el útero, “en la operación de trasplante, se extrae el órgano de la donante junto con una pequeña porción de la vagina y se empalma con la vagina de la receptora con los vasos del útero donado para ‘reconectarlo'”, detalló el especialista, quien destacó que “se empalman los vasos al torrente sanguíneo de la receptora, de tal forma que el útero pueda recibir su aporte sanguíneo”.

Una vez que la receptora recibe el útero, se inicia también una terapia inmunosupresora para evitar el rechazo.

Recién un año después del trasplante, la mujer puede ser sometida a un tratamiento de fertilidad y estará lista para la transferencia de embriones. La primera prueba de funcionamiento normal es la aparición de la menstruación.

Papier explicó que durante el transcurso del embarazo se realizan diversos estudios de control tales como ecografías, y análisis de sangre sumamente completos.

“Una vez que la paciente da a luz, si no desea tener más embarazos en el corto plazo, el útero implantado se extrae, para librarse de los efectos secundarios de la medicación inmunosupresora”, detalló el especialista.

Los riesgos

Ante semejante procedimiento, y sabiendo que el único fin de la intervención es lograr la maternidad de manera natural, la pregunta fue casi inevitable: al analizar riesgos y beneficios, ¿la maternidad natural “vale” el riesgo? “Creemos que vale la pena porque significa hacer realidad el sueño de muchísimas mujeres de quedar embarazadas; igualmente debemos aprender, investigar y que el procedimiento no se convierta en una rutina clínica sino que, como se hizo hasta el momento, se analice cada caso, las condiciones de donantes y receptoras –señaló Brännström–. El procedimiento se realiza de forma segura y con todas las condiciones”.

A lo que Papier agregó: “Los riesgos son los mismos que en cualquier otro tipo de trasplante, pero éste cuenta con dos ventajas: son pacientes totalmente sanas, y una vez que el órgano cumplió su función se puede retirar, y se retiraría la medicación inmunosupresora”.

Dado que el país no cuenta con una norma que regule la práctica de vientre subrogado, Gogorza analizó que “el trasplante de útero es una gran posibilidad de dar respuestas a muchas pacientes”. “Es un orgullo poder colaborar desde el Hospital Italiano. Contamos con un equipo profesional preparado y con vasta experiencia en cirugías y trasplantes, y con un área como la de medicina experimental, donde el sábado se realizará el procedimiento de remoción y reimplantación del útero en una oveja, que servirá para conocer detalles de la técnica y representa un gran paso para nuestro país”, finalizó.

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