Aunque creamos lo contrario, no es nada fácil saber si una relación será feliz para siempre o está abocada al fracaso. Todos conocemos la típica pareja que, creemos, no pega ni con cola, pero por alguna extraña razón funciona –quizás porque la novia de tu amigo que tan mal te cae a él le encanta–.
Los psicólogos han estudiado en profundidad cuáles son las causas que hacen que fracase una relación, y coinciden en señalar que hay una serie de comportamientos que condenan a una pareja a la separación, como son la falta de honestidad, la ausencia de intimidad, el miedo al compromiso… Pero más difícil es saber qué elementos son necesarios para que la relación funcione.
Cierto es que el amor es una sensación difícil de explicar, pero también que es fácilmente confundible con la lujuria o la amistad, y estas emociones pueden darse de forma independiente. Según la seminal teoría formulada en los 80 por el psicólogo Robert Sternberg, las relaciones amorosas evolucionan desde la pasión al compromiso, pudiendo desarrollar la intimidad en el camino, se mantenga o no la pasión.
En esta transición, la mayoría de parejas sufren lo que se conoce hoy como Síndrome de Estrés Post-Romántico (PRSD, por sus siglas en inglés). Y es difícil saber de antemano si se ha escogido a la persona adecuada para superarlo, aquella a la que seguirás amando pasados los primeros meses de pasión desenfrenada.
En busca de una pista
La terapeuta estadounidense Kira Asatryan, que acaba de publicar 'Stop Being Lonely' (New World Library), ha atendido a decenas de parejas que están completamente seguras de querer casarse, pero son incapaces de explicar por qué.
Pero, tal como ha contado en 'Psychology Today', hay un aspecto que comparten las parejas que creen en su compromiso: están muy satisfechos con su relación.
Esto puede parecer una obviedad, pero ¿cuántas parejas siguen juntas durante meses o años aunque una de las partes, o ambas, no sea realmente feliz? La satisfacción, al igual que el amor, no siempre es fácil de definir.
“La satisfacción, en resumidas cuentas, significa que ambos amantes están recibiendo lo que necesitan de la relación”, explica Asatryan. “Es normalmente la base de ese sentimiento que los hombres y las mujeres pueden sentir, pero no saben comunicar bien. Es una de las características básicas de una relación romántica que está funcionando”.
La terapeuta asegura que debemos plantearnos estas cuatro cuestiones para saber si realmente estamos contentos con nuestra parejas:
1. ¿Estás satisfecho con tu relación actual?
De nuevo tiramos de obviedades, no siempre presentes en la insensatez propia de muchas relaciones. Cuando nos planteamos si estamos satisfechos con nuestra pareja actual es mejor no ver la relación en conjunto, pues podemos caer en el error de pensar que siempre es mejor tener pareja que estar solo, por lo que todo nos contenta.
Asatryan recomienda revisar los diferentes aspectos importantes de una relación y pensar si estamos satisfechos en cada una de las parcelas: sexo, finanzas, intimidad emocional, comunicación, intereses comunes… Si te sientes a gusto con la gran mayoría de los asuntos está claro que, hasta el momento, tu pareja es adecuada, cierra está pagina y ve a darle un beso; pero si empiezan a surgir las dudas es hora de pasar a la siguiente pregunta.
2. ¿Te has sentido más satisfecho con otro?
Si empiezas a pensar que estabas mucho mejor con una de tus parejas anteriores es que tienes un problema y, si crees que merece la pena conservar tu relación actual, es mejor que te plantees el asunto y busques la forma de estar más satisfecho. De lo contrario, tu relación está abocada al fracaso: las comparaciones mentales con parejas anteriores pueden ser tremendamente tóxicas.
3. ¿Puedes imaginarte estando mejor con otro?
Si crees que podrías estar más satisfecho en algún aspecto de la relación que tienes actualmente con cualquier otra persona, sería muy positivo que le dijeras a tu pareja que hay algo que no está funcionando. Si el problema es sexual (algo muy habitual) quizás puedas pasar el bache con sólo un par de retoques.
4. ¿Tu insatisfacción la provoca tu pareja o tú?
Esta es la pregunta más difícil de plantearse y puede llevarnos al mitiquísimo “no eres tú, soy yo”, pero llegados a este punto es necesario hacerla.
“Si puedes imaginarte fácilmente estando más feliz con otro y tienes una sensación de insatisfacción amorfa pero persistente, lo habitual es que todavía no sepas qué necesitas de una relación”, explica la terapeuta. “Y es muy difícil que satisfagas tus necesidades si no sabes cuáles son”.
Quizás necesites estar soltero un tiempo para conocerte a ti mismo o puede que precises ayuda profesional (los psicólogos están para algo). En cualquier caso, si has llegado a este punto, lo mejor que puedes hacer por el bien de tu pareja es dejarlo. Recuerda que, en algunas circunstancias, la separación es positiva.
Fuente: El Confidencial
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