viernes, 2 de septiembre de 2016

¿Realmente sabes cómo descansar bien?

No se trata sólo de dormir, descansar implica soltar el estrés físico y emocional del día. Y para eso hay un montón de cosas que ayudan y otro montón (que aunque no lo sepas) lo complican.



Entre pendientes, exigencias y presiones de todo tipo, parece una tarea titánica encontrar tiempo para descansar. Sin embargo, es fundamental y menos complicado de lo que se suele creer. En principio, es importante saber que invertir en ello es mucho más que dormir siete horas, siete días a la semana. Porque, aún cumpliendo con ese objetivo, es posible no recuperarse de las exigencias cotidianas.

"Hay una diferencia sustancial entre lo que es descansar y dormir”, advierte Mirta Averbuch, jefa de la unidad Medicina del Sueño del Hospital Universitario Fundación Favaloro. El descanso se da durante la vigilia e implica sentarse o acostarse en un lugar cómodo que permita relajar los músculos del cuerpo y aquietar los pensamientos por, al menos, unos 15 minutos.

“El sueño, que sucede sin actividad productiva cerebral, busca que todas las tensiones del cuerpo y la mente disminuyan. Funciona para continuar con las actividades del día sin tanta tensión; esa que acumulamos, no sólo por los sucesos estresantes sino también por las posturas que tenemos al trabajar muchas horas, por ejemplo, frente a una computadora”, explica la neuróloga, y sugiere que para maximizar los beneficios del descanso, sumar alguna actividad como el yoga, streching, mindfulness o meditación, entre otras técnicas.

Es que somos una sociedad tensionada que llega cada noche con un estado de máxima tensión, lo que genera que “lograr un sueño reparador se haga difícil. Hay que pasar de un cuerpo contracturado y una mente que está a mil, a un estado de reposo y reparación donde, ahí sí, el cerebro trabaja activamente sobre nuestra memoria, almacena aprendizaje, reduce las hormonas del estrés; y pone en calma los músculos, la respiración y el corazón”, enumera. Así, las cosas, hacer pausas relajantes a diario no sólo mejora el rendimiento y el ánimo durante la jornada sino que favorece al sueño nocturno.

Porque si no se descansa lo suficiente, nada bueno sucede. Además de verse dificultada la recuperación física y cerebral, produce estrés que, cuando se vuelve crónico, “genera deterioro del rendimiento cognitivo”, según afirma Pablo Resnik, director del Centro IMA, especializado en investigaciones médicas en ansiedad; quien también menciona a la irritabilidad como consecuencia de la falta de descanso y, advierte, que “hasta puede conducir a estados depresivos”.

Incluso, si bien sentir que uno pierde tiempo si se toma tiempo para relajarse es una fenómeno masivo, el psiquiatra indica que hay ciertos perfiles de personalidad a los que les cuesta más darse esos permisos: a los perfeccionistas, inseguros, controladores, depresivos y a los adictos al trabajo. Un clásico: “llevar el celular a casa y no poder desentenderse; cosa imprescindible para un buen descanso”.

Asimismo, tener la obsesión de no permitirse estar haciendo algo que no sea productivo, puede ser un TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Otra patología es el TAG (trastorno de ansiedad generalizada) en el que se presenta “una responsabilidad excesiva y patológica que lleva a los pacientes a estar atareados y a no descuidar nada. Necesitan sentir que previenen peligros futuros o malos desenlaces en sus tareas”, describe el especialista.

Así, no descansar bien le abre la puerta a los trastornos de ansiedad, los ataques de pánico, la depresión y la dificultad de aprendizajes nuevos; complicaciones en la memoria, atención y rendimiento. Incluso problemas de pareja, tal como enumera Averbuch; quien también indica que es más factible enfermarse ya que es menor la efectividad del sistema inmunológico y, a nivel muscular, se producen tensiones en el cuello, espalda, cintura y entre omóplatos.

LO QUE SIRVE Y LO QUE NO

Además de dedicar unos minutos diarios en algún espacio confortable, disfrutar momentos con amigos o en familia, tener un hobbie, salir a caminar, escuchar música tranquila o elegir cualquier otra actividad que genere satisfacción, son modos de invertir el tiempo con astucia ya que distraen, despejan la mente y, en definitiva, relajan.

Pero hay que tener en cuenta algunas pautas para que estas alternativas no produzcan el efecto contrario. Hacer crossfit, salir a correr, o jugar al fútbol con amigos luego de las 21 no es una buena idea según revela Averbuch ya que “lejos de bajar la tensión, la aumenta porque incrementa la temperatura corporal y evita que el sueño sea reparador. Por eso, de hacerlo, hay que elegir horarios más convenientes: antes de las 19.30 o por la mañana”, advierte.

Y sea cual sea la actividad que se elija, es fundamental que sea con genuino interés. Ir al gimnasio por obligación no ayudará sino que se convertirá en una presión extra.

Por otra parte, vale aclarar que no colabora con el sueño reparador beber mucho alcohol en un after office. Tampoco demasiado café, té u otras bebidas estimulantes. Mejor será elegir agua, jugo o alguna otra infusión sin cafeína. Distinto es una copa de vino que sí puede ayudar, en esa medida pequeña, a distenderse antes de irse a dormir. Cuando llegue la hora, hay que privilegiar la oscuridad en la habitación que, además, debe ser fresca y sin ruidos. Silenciar los celulares también es fundamental. •

Fuente: Rumbos Digital

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