Se ha dicho mucho acerca de los males que trae consumir tabaco. Sin embargo, el fumador tiene una especial negación que lo ayuda a seguir manteniendo la adicción sin replanteos y, la mayoría de ellos, ni siquiera es conciente del mal que causa en las personas que lo rodean.
El fumar y hacerse adicto al cigarro tiene mucho que ver con la juventud. ¿O acaso han visto a una persona mayor empezar? La mayoría de los fumadores lo comienzan a experimentar desde muy temprano, y una vez que se han apegado a este hábito, les resulta muy difícil erradicarlo. No debe ser casualidad.
Seguramente, las compañías tabacaleras han asociado adrede la imagen sensual de un individuo con un cigarro (se ve desde hace años en las películas y en las campañas publicitarias). Porque saben que los primeros que caen en las redes son los adolescentes, que están en la etapa en que quieren atraer a los demás y pertenecer a un grupo. Para los jóvenes, tener un cigarro en la mano es sinónimo de madurez y a veces los ayuda a ocultar sus miedos e inseguridades. Muchos, incluso, comienzan antes de los 13 años.
Asimismo, es un momento en el que la muerte aún está demasiado lejana como para identificarse con un enfermo. En general tomamos en cuenta noción del daño que genera cuando ya está hecho. O por lo menos cuando maduramos, es decir que ya se han acumulado varios factores de riesgo a lo largo de los años. Algunos, incluso, nunca llegan a tener verdadera conciencia.
Por eso, en esta nota queremos dejarte bien claro por qué no es tan sexy tener un cigarro encendido en la mano. Algunas consecuencias pueden no ser tan preocupantes, pero acá te contamos desde las más leves hasta las peores.
Daños de poca gravedad
Mal olor: tanto la ropa, como la piel, el ambiente, las manos y el aliento terminan con un vaho desagradable, aunque el fumador no lo perciba. A ciertas personas el tabaco les produce una mayor cantidad de saliva y tienen que arrojarla a cada rato.
Manchas en los dientes y en las manos: el cigarro contiene algunos químicos (nicotina y alquitrán) que ensucian de amarillo los dedos, las uñas y la dentadura.
Cambio de voz: se produce porque la laringe es muy vulnerable a la nicotina, que le provoca ronquera. Además, se suma la tos (por los problemas respiratorios que trae) y la garganta se vuelve más sensible aún.
Mala circulación: fumar altera la correcta irrigación de la sangre (también relacionada al aumento de colesterol malo), lo que trae celulitis.
Menos resistencia: el humo que ingresa al cuerpo es monóxido de carbono. Este provoca una disminución del paso del oxígeno, alterando el aparato respiratorio. Muchas veces, sumado al sedentarismo y la mala alimentación, hacen que el fumador se agite enseguida cuando sube escaleras o corre.
Cambia el sentido del gusto y el olfato: además de traer problemas digestivos y quitar el hambre.
Daños de mediana gravedad
Adicción: la nicotina llega al cerebro en 10 segundos, provocando una sensación placentera que va generando una necesidad de volver a sentirla. Además, se van creando hábitos alrededor del cigarro (como encenderlo para ir al baño, después de comer, en una reunión, etcétera) que luego son muy difíciles de erradicar cuando se quiere dejar de fumar.
Bronquitis crónica: al haber un aumento de las secreciones en los bronquios y la tráquea, estos se vuelven más sensibles y hay un mayor riesgo de contraer virus o bacterias.
Caída de cabello: el pelo se pone más quebradizo, débil y se avejenta. Por eso es muy frecuente que se caiga más rápido en un fumador que en una persona que no fuma.
. Envejecimiento de la piel: el cutis se deshidrata porque se altera la producción de vitamina A, agrietándose más rápido. Además, la piel se ve pálida y tiene una mayor dificultad para cicatrizar.
Deterioro de la dentadura: el cigarro favorece las caries, las manchas amarillas en los dientes y la enfermedad periodontal.
Disminución de estrógenos: al inhibirse esta hormona se altera el ciclo menstrual, disminuye la fertilidad, provoca abortos prematuros y la menopausia llega 2 o 3 años antes de lo normal.
Osteoporosis: los huesos se vuelven más débiles.
Daños muy graves
Enfermedades cardiovasculares: aumentan la frecuencia cardiaca y la presión arterial debido a la nicotina, lo que puede provocar un paro del corazón.
Accidente cerebro vascular: la falta de irrigación de sangre transitoria al cerebro puede traer parálisis de un lado del cuerpo, de la mitad inferior o del cerebro.
Cáncer: los fumadores son más propensos a padecer esta enfermedad en sus variadas formas, de pulmón (es la principal causa de muerte por cáncer), de colon, de laringe, de la cavidad oral, de vejiga, de riñón, de estómago y de piel, entre otros.
Nacimiento prematuro: es muy preocupante que una embarazada fume. Además de abortos puede provocar que un bebé nazca antes de tiempo y con varios problemas como por ejemplo, bajo peso o sordera.
No son todas, quedaron algunas enfermedades pendientes pero ya está bien claro lo que puede provocar este mal hábito. ¿Aún crees que fumar es sexy?
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