La intuición es una habilidad que nos permite, en ocasiones, darnos cuenta de si una persona nos conviene o qué decisión puede ser la mejor para nosotros. No importa que existan razones o no. La intuición no razona. Es un pálpito que nos empuja a tomar un determinado camino sin saber muy bien por qué.
Sin embargo, al igual que todo, la intuición puede educarse y desarrollarse. El gran problema es que le hemos dado mucha más importancia a la razón que a esta habilidad tan necesaria.
¿Quieres saber cómo puedes desarrollar tu intuición? A continuación te dejamos algunos ejercicios y formas que, con la práctica, brindarán los resultados deseados.
El mindfulness y la magia de dejarse llevar
El mindfulness nos permite ser conscientes del ahora y prestar atención a los pequeños detalles cotidianos que suelen pasarnos desapercibidos.
Gracias a esta práctica, que podemos llevar a cabo mientras caminamos o comemos, por ejemplo, absorbemos estímulos que impactan sobre nuestras emociones.
Con el tiempo, la ansiedad y el estrés pasan a un segundo plano. Asimismo, estaremos más dispuestos a escuchar nuestra voz interior, esa que siempre tiene razón y que sabe hacia dónde guiarnos.
El mindfulness, además, nos permite potenciar nuestra creatividad, así como la intuición. Es una buena manera de desarrollarla.
Eso sí, hay que ser constante y practicar todos los días. De nada sirve hacer una maratón de mindfulness un día a la semana. Lo ideal es dedicarle un poco cada día.
No obstante, muchas veces, a pesar de esta práctica, la intuición sigue quedando en un segundo plano debido a que, tras el pálpito o corazonada, empezamos a darle presencia a la razón.
¿Estaré en lo cierto? ¿Es conveniente? Todas estas dudas fruto de nuestra parte racional empiezan a hacernos dudar de nuestra propia intuición.
Tenemos que confiar en ese primer impulso y hacerlo. Nuestro miedo a fracasar, a hacer las cosas mal o tomar malas decisiones parece que tiene una importancia mayor.
No obstante, démonos un voto de confianza. Nuestra intuición se manifiesta en forma de emoción, por eso no nos la tomamos muy en serio.
Hagámoslo. Suele tener razón.
La increíble sensación de ponerme en tu lugar
¿Eres una persona empática? La mayoría de las personas no gozan de esta tan beneficiosa habilidad que cuenta con tantos beneficios (entre ellos, potencia la intuición).
La empatía nos permite ponernos en el lugar de la otra persona. Saber qué le está pasando o sintiendo sin que ella nos lo diga.
Tiene mucho que ver con la intuición, pues es algo inexplicable. Es como un sexto sentido que nos da una información que solo nosotros podemos percibir.
Si tu empatía no está muy desarrollada puedes entrenarla intentando adivinar lo que están pensando o sintiendo las personas que están a tu alrededor.
Al principio te costará, pero poco a poco te será más fácil.
¿Qué tal si soñamos despiertos?
Visualizar es como soñar, pero despierto. En los sueños vemos situaciones y momentos con todo detalle, pero en realidad no están, ¡es nuestra mente quien lo está creando!
Practicar la visualización puede ayudarnos a desarrollar nuestra intuición. Para eso existen tres formas diferentes entre las que deberemos movernos:
-Podemos empezar visualizando cuerpos geométricos.
-Continuaremos visualizando paisajes, quedándonos con todos los detalles.
-Nos visualizaremos hablando con personas y en situaciones que conocemos.
-Como podemos observar, empezamos visualizando algo sencillo, para luego ir practicando con otro tipo de situaciones más complejas y que requieren de un mayor número de detalles.
Hacer esto de una manera rutinaria conseguirá que desarrollemos nuestra intuición.
La intuición, en contra de lo que podamos considerar cierto o no, nos permitirá tomar las mejores decisiones.
Y es que nuestras emociones y ese “sexto sentido” tan nuestro siempre nos llevará a escoger lo mejor para nosotros.
Nuestra razón puede equivocarse, pues hay mucho miedo e inseguridades que nos harán dudar. Sin embargo, nuestra intuición nunca cometerá ningún error.
Fuente: mejorconsalud / MF
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